Gobierno busca u$s10.000M adicionales y ya piensa en un nuevo blanqueo

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Tras el resonante triunfo político en el Congreso, a Mauricio Macri lo espera algo más que el cierre formal del acuerdo con los holdouts.

Ahora deberá enfrentar el principal desafío económico de su incipiente pero agitada gestión: esto es, el despegue de la actividad y la creación de empleo en el sector privado.

El equipo comandado por Alfonso Prat Gay está convencido de que las cosas seguirán ordenándose. Se ilusiona con que la economía se encaminará definitivamente hacia el segundo semestre del año.

La apuesta es que así como se pudo atravesar la «Fase 1» del plan -la eliminación del cepo y devaluación- y la «Fase 2» está a punto de cerrarse (conflicto con los «buitres»), la «Fase 3» (crecimiento económico) podrá encararse en los próximos meses.

El objetivo es que en el cuatro trimestre del año la variación en el nivel de actividad resulte positiva respecto al mismo período de 2015.

Claro que para llegar a ese punto faltan varios obstáculos por saltar.

Los más relevantes ya empezaron con los aumentos de precios en el transporte y continuarán durante las próximas semanas cuando se anuncien sucesivos incrementos en los servicios públicos.

Habrá subas en las boletas de gas y de agua, que se suman a las ya ajustadas tarifas eléctricas. Todos servicios esenciales que impactarán en el diezmado bolsillo, en medio de una alta inflación.

A esta lista habrá que añadirle otros aumentos de precios regulados que golpean básicamente a la clase media: comisiones bancarias, peajes y colegios privados son algunos de los ítem para los que ya se anunciaron nuevas correcciones.

 

¿Y las buenas noticias, para cuándo?

La apuesta del Gobierno parece clara, al menos en los papeles: la acumulación de incrementos durante las próximas semanas tiene el objetivo de despejar lo que en la Casa Rosada denominan «la herencia del kirchnerismo».

Esto es, la bola de subsidios que ensancharon el bache fiscal que se tornó imposible de financiar.

El acuerdo con los fondos buitre y el achicamiento del rojo fiscal debería, según la óptica oficial, lubricar el regreso de la Argentina a los mercados financieros internacionales.

En definitiva, de allí deberían salir las divisas para cubrir el déficit e impulsar la actividad económica.

«Los primeros dólares que aparecen después de una crisis son los financieros. Pero lo hacen cuando la economía se ordena. Nadie quiere prestar su dinero para financiar la fuga de capitales de los argentinos», apunta en diálogo con iProfesional Fernando Marengo, economista de la consultora Arriazu & Asociados.

¿Alcanzará ese ingreso para empujar a la actividad económica? Los números se presentan cuanto menos difíciles de asimilar.

De acuerdo con los datos de la consultora de Arriazu, este año habrá que financiar un agujero fiscal de unos u$s30.000 millones.

A esa cifra deben añadirse los u$s12.000 millones que el Gobierno deberá buscar en el mercado para pagarles en efectivo a los holdouts.

Es decir que en total (rojo en las cuentas públicas más cancelación con buitres) la suma asciende a unos u$s42.000 millones.

El influyente Miguel Angel Broda da cuenta de un número similar: «Dependemos del arreglo con los holdouts y de ahí debemos salir a buscar deuda por unos u$s35.000 millones (adicionales al pago a los fondos).»

Para tomar dimensión de esa cifra, expresa que viene a ser «todo lo que colocó América Latina el año pasado».

«No se debe esperar una fuerte baja en la tasa durante los primeros tiempos», señaló Broda durante una exposición en el Congreso Económico Argentino y la ExpoEFI.

La pregunta del millón es cómo hacerle frente a semejante agujero. Y, precisamente, de esto depende buena parte del éxito del plan del Palacio de Hacienda para 2016.

Pero antes de especular sobre esta situación, la otra cuestión clave refiere a las posibilidades de que a la Argentina ingresen inversiones dirigidas al sector real de la economía.

«Algo habrá. Pero esos flujos se concentrarán en el sector agropecuario, que pasó a ser el más atractivo de todos por los beneficios del nuevo modelo», sostiene Marengo.

Esas inversiones, advierte el economista, llegarían recién para la segunda parte de este año, una vez que comience la siembra para la producción de 2017.

 

¿Y el resto de los rubros? ¿No pueden esperarse inversiones más allá del campo?

Ante estas preguntas Gastón Rossi, economista de LCG, la consultora de Martín Lousteau, señaló a iProfesional: «Llevará tiempo. En el exterior hay preocupación por la situación fiscal».

El experto anticipó que habrá un «wait and see» (esperar y ver) por parte de los inversores antes de tomar cualquier decisión de desembolsos.

«Es cierto que hay compañías locales a muy buenos precios, que podrían atraer capitales del exterior. Pero no hay que hacerse demasiadas ilusiones, ya que los pases de mano de empresas no suelen tener impacto en el nivel de actividad. Ya lo hemos visto en otros momentos, como en los años ‘90», completó.

Otro punto importante refiere a la revaluación que tendrá el país una vez que haya acuerdo en el despacho del juez Griesa.

En concreto, se espera que la ponderación de la Argentina aumentará de 2,58% a 3,25% en el EMBI Global Diversified y desde el 1,71% hasta el 3,25% en el EMBI Global, de acuerdo con un informe del banco de inversión JP Morgan.

Sin embargo, no todo parece tan color de rosa.

Michael Hasenstab, jefe de Inversiones del fondo Templeton, uno de los más activos en mercados emergentes y de «frontera», como es el argentino, apuntó: «No me apresuro para comprar bonos argentinos».

«Hemos estado fuera (de la Argentina) desde hace bastante tiempo y aunque vemos algunos cambios positivos todavía me cuesta observar valor allí», amplió.

En su visión- y a partir del análisis de las valuaciones de los activos locales- los mismos todavía no están lo suficientemente baratos como para entrar.

«Preferimos mantenernos en la fase «show me» («muéstrame»). Seguimos enfocados en los activos de México y en Brasil, que lucen más baratos que en la Argentina», redondeó el hombre de Templeton.

Por lo pronto, puso un manto de dudas sobre la sustentabilidad del actual tipo de cambio.

 

¿Y entonces?

En la city porteña hay confianza en que el Gobierno pondrá en marcha distintas medidas para lograr la captación de los fondos necesarios para salir adelante.

En particular, la mirada está puesta en el blanqueo de capitales, una iniciativa que desde Economía ya dejaron trascender.

El objetivo, de acuerdo con financistas que mantienen un fluido contacto con el equipo económico, sería atraer unos u$s30.000 millones.

Esta cifra representa «uno de cada diez dólares que los argentinos poseen en el exterior. No es mucho. Es perfectamente cumplible durante el lapso en el que el blanqueo permanezca abierto», afirmó un banquero consultado por iProfesional.

«Cada vez hay menos chances de mantener el dinero «en negro» fuera del país. Habrá una fuerte presión oficial para que esos capitales vengan a la Argentina, a los que se los tentará con buenos rendimientos», amplió.

Por lo pronto, la ecuación financiera será clave a partir del arreglo con los holdouts.

Según Marengo, la Argentina no cuenta con demasiada soga para tirar entre los inversores extranjeros, más allá de lo que están dispuestos a financiar para que el país cumpla con los fondos buitres.

¿Pero cuánto? Las consultoras privadas que se especializan en este tema estiman que el Ejecutivo podría conquistar unos u$s10.000 millones adicionales.

«Será muy importante que el Gobierno logre el interés de los inversores ofreciendo un instrumento atractivo. Es decir, que además de atraer a los institucionales esté pensado para captar al público minorista», apuntó Marengo.

Por lo pronto, ya hubo contactos entre funcionarios de Hacienda y banqueros para conocer el apetito del mercado local.

Las últimas subastas del Ministerio fueron exitosas, pero a nadie escapa que esas colocaciones terminan por sacar de la cancha a las empresas que necesitan del financiamiento para producir (efecto crowding out).

«Hay que evitar una salida de capitales como la del año pasado. Se fueron u$s25.000 millones por la desconfianza de los ahorristas. Hay que dar vuelta el escenario. Será clave para estabilizar el programa económico», sentenció Marengo.

Dólar, consumo e inflación

Sortear el escollo financiero será lo más inmediato, pero de ninguna manera lo más relevante. El Gobierno está jugado a lograr una desaceleración notable de la inflación.

Prat Gay ya le puso números a ese escenario: prevé bajarla al 1% mensual a partir de junio-julio y que el índice de precios totalice un 25% para todo el año. Una meta que a esta altura parece muy difícil de cumplir.

«Ahora estamos en el peor momento», afirmó Rossi, de LCG. «Los salarios quedaron viejos en relación con la suba de los precios. Si bien faltan las paritarias no hay que entusiasmarse pensando en un rápido salto en el consumo, ya que se requerirá de más tiempo para que esto ocurra», completó.

Él es de los que cree que la apuesta oficial es que primero lleguen los dólares para inversiones y, sobre todo, en el interior del país de la mano del campo, lo que permitirá reducir presiones en el mercado.

En este contexto, la inflación proyectada por las principales consultoras arrojan un promedio del 33% para este año (Rossi la sitúa en el 34%).

A raíz de que el mercado prevé tasas de interés empardando el nivel inflacionario, el dólar dejaría de ser un problema. Para LCG, terminará el año en $16,50, prácticamente la misma cifra que proyecta Broda ($17).

«Mi pronóstico para 2016 -aun con la incertidumbre que genera el programa monetario y fiscal- es que el PBI caerá un 1,5%», afirmó Broda, en línea con la mayoría de sus colegas.

«Uno de los riesgos a evaluar es lo que le sucedió a Brasil en los años 2007, 2008, 2010 y 2011, cuando mantuvo tasas de interés elevadas, auspició la llegada de capitales golondrinas y ahora que se fueron su economía sufre», advirtió Rossi.

Por estas horas podrá asegurarse que Macri obtuvo un espaldarazo político clave para su administración, tan contundente como impensado hace tres meses.

Sin embargo, no tendrá demasiado tiempo para disfrutar. Las urgencias económicas lo esperan.
A diferencia de la trama política, en este plano pareciera haber menos lugar para las sorpresas. El escenario aún luce complicado.

 

Fuente: iProfesional
Informa: contadoresrosario.com